El primer ejercicio que nos pusieron en el Taller de Escritura, fue uno basado en la obra de Georges Perec. Consiste en hacer una lista de recuerdos, sin pensar mucho, sólo dejarse llevar, y luego elegir uno de esos «Me acuerdo» y utilizarlo como base para un relato. La verdad es que disfruté muchísimo esta practica, ya que me sorprendí a mi misma al ver lo que soy capaz de recordar, y sentir a través de esas memorias que estaban dormidas en lo más profundo de mi ser.

Mi recuerdo elegido fue este:

Me acuerdo de aquella navidad, donde no me hacía falta nada, ni nadie.

Me acuerdo de aquella navidad, donde no me hacía falta nada, ni nadie. Era tan feliz, estaba tan completa, más no lo sabía. Recuerdo cómo nos reíamos, contábamos chistes, hacíamos el tonto. Ninguno sospechó que todo cambiaría. Habíamos organizado un amigo invisible, era nuestra pequeña tradición. A mi me regaló mi madre, un libro, el Hombre Duplicado de José Saramago. Todos saben que si quieren acertar conmigo, el camino más fácil es un libro.

Hubo muchas fotos aunque menos de las que hoy quisiera. Hay una, en especial, que me acompaña desde mi mesita de noche. En ella estamos todos, sonrientes, ajenos a lo que nos deparaba el futuro. En ella sólo se ve alegría, una inmensa felicidad, tan inmensa como no reconocida, porque es cierto, no sabíamos lo felices y completos que estábamos. Miro la foto, y dos ya no están, mi adorado primo, mi amada perrita. 2 piezas, dos amores, dos recuerdos, que me enorgullece tener, pero me duele recordar.

«Estos “me acuerdo” no son exactamente recuerdos, ni son, desde luego, evocaciones personales, sino pequeños fragmentos de cotidianidad, cosas que, tal o cual año, toda la gente de la misma edad ha visto, ha vivido, ha compartido, y que más adelante desaparecieron, fueron olvidadas; no valía la pena que se memorizasen, no merecían formar parte de la Historia, ni figurar en las Memorias de estadistas, alpinistas y monstruos sagrados.»
Georges Perec